El evidente aumento de la calidad de vida que han experimentado las sociedades en los últimos decenios, exige continuos esfuerzos para mantener las condiciones de higiene y salubridad de los núcleos urbanos. Y como es de gran importancia su abastecimiento, nacieron los mercados y supermercados encargados de cumplir esta tarea.
Como podemos imaginar, el flujo de comida y de otros materiales en estos centros de abastecimiento es enorme, por lo que estos almacenes pueden ser concebidos como centros de gran actividad, o bien, como un cuello de botella dentro de la cadena de distribución de alimentos.
Dada la envergadura que hoy en día abarcan los supermercados en la vida de las personas, es de vital importancia que se realice un adecuado control de plagas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la recepción de los distintos productos en la planta hasta la llegada de los alimentos y otros productos a las manos del consumidor.
Una infestación por cualquier tipo de plaga, puede producir un deterioro de la reputación del negocio, además de las pérdidas económicas que pueden causar, debido a mercaderías arruinadas y alimentos contaminados que es necesario eliminar. A esto, debe sumarse los daños físicos en la infraestructura del establecimiento y el tiempo y dinero que debe invertirse para revertir la imagen de la empresa. No podemos dejar de mencionar el aspecto más importante de la presencia de una plaga, y es la posibilidad de dañar la salud de las personas, ya que éstas actúan como vectores de virus, bacterias y protozoos, que a su vez, son responsables de un sin número de afecciones, tanto para el hombre como para los animales domésticos.
Un ejemplo del potencial daño, es el efecto de 20 ratas eliminando sus deposiciones sobre los alimentos almacenados, pudiendo contaminar alrededor de 1000 kilos en un lapso de 15 días.
En los supermercados, debido al incesante tráfico de personas (hacia y desde bodegas y pasillos de venta), el ir y venir de los vehículos de carga y la constante reposición de mercaderías procedentes de los lugares más diversos, hay un riesgo permanente de entrada de ciertas plagas hacia el interior de los mismos. Esto, junto con la necesidad de realizar una constante limpieza y desinfección de los establecimientos, justifica la elaboración de un protocolo bien estudiado y organizado para alcanzar un nivel óptimo en el control de plagas, comparable a los estándares más altos exigidos a cadenas de supermercados internacionales. Para cumplir con este objetivo, es fundamental la conversación directa y periódica con el personal del supermercado, quienes además, nos proporcionarán antecedentes, como el tipo de plagas que se manifiestan de manera frecuente y la ubicación del problema.